Santa Úrsula y las Once Mil Virgenes

Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes

De acuerdo a la leyenda escrita por el literato e historiador arecibeño, doctor Cayetano Coll y Toste, el general inglés James Abercomby después de haberse apoderado de forma fácil de la isla de Trinidad tomó rumbo a Puerto Rico. Para ese entonces era el gobernador de la isla Ramón de Castro, quien de inmediato puso a la ciudad de San Juan en estado de alerta y defensa. Se pubicó un bando para que las mujeres, los niños y los viejos abandonaran la ciudad, quedando solo los hombres útiles para tomar las armas. El general Abercomby estableció su cuartel general en la casa del obispo, cerca de la Iglesia de San Mateo de los Cangrejos. Tambén narra el historiador que se levantaron trincheras en el área de Miramar. En el pasado el área de Miramar era conocida como "El Rodeo" y posteriormente "El Olimpo". También se establecieron defensas en el área del Condado.

Regía la diócesis el Obispo Tres Palacios quien ayudó al gobernador Ramón de Castro con personal eclesiástico para la defensa de la ciudad de San Juan. Se sugirió la idea al Señor Obispo para que organizara una rogativa para implorar el auxilio divino. La rogativa fue dedicada a Santa Catalina, que es el nombre del primer castillo que se construyó en San Juan, y es hoy, casa de los gobernadores. También la rogativa se dedicó a Santa Úrsula y a las Once Mil Vírgenes.

Toda la ciudad quedó alumbrada con velas y antorchas y participó toda la población. La procesión salió de la catedral de San Juan bajo el repique de campanas y recorríó todas las calles y asi estuvieron orando y cantando hasta el amanecer. La rotativa terminó en la catedral donde se celebró una misa.

La abuela de Coll  y Toste quién murió a los 97 años y recibió de labios de su heramano la histórica narración, narró que fue gracias a la intercesión de Las Once Mil Virgenes y al obispo Trespalacios,  que las había implorado a tiempo, éstas salvaron a la ciudad del saqueo de los ingleses. Cuando la gran rogativa entraba por las puertas de la catedral terminó de repente el cañoneo y desaparecieron los enemigos. Es asi como este suceso de la rogativa a las Once Mil Vírgenes pasa a formar parte de nuestra leyenda historica en la defensa de la ciudad amurallada de San Juan.

La fiesta en honor a las Once Mil Virgenes se celebra el día 21 de octubre. Se le pide por el buen juicio de las adolescentes y mujeres jóvenes para que a la hora de enamorarse encuentren a un hombre bueno y respetuoso.

Bibliografia:

Coll y Toste, Cayetano, Leyendas Puertorriqueñas, Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan: 1971.